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High Diving

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High Diving

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High Diving son dos palabras que, hasta ahora, no significaban nada en los mundiales de Natación. Éste es un deporte que forma parte de un circuito internacional de saltos desde acantilados y cuyos participantes se denominan cliff divers. A pesar de ser un deporte joven, ha dado una lección de lo que significa rendimiento deportivo en su primera aparición como modalidad FINA.

Lo que nos ha enseñado este deporte es la importancia de concentrarse en lo que controlamos. Principalmente porque si no lo hacemos, podemos tener un accidente que nos llevaría directamente al hospital. Y es que se lanzarse desde un trampolín de 29 metros, entrando en el agua entre 80 y 90 kilómetros/hora, no es algo que deba tomarse a la ligera. El impacto es tan fuerte que, al salir del agua, deben de informar con una señal de su estado físico a los buzos que les esperan abajo.

Es una razón de peso, pero no la única. Es imposible controlar todos los movimientos técnicos, durante tres segundos de caída, sino dejamos que nuestro cerebro reproduzca lo que hemos entrenado. Si molestamos con la conciencia al cerebro en este momento, las consecuencias pueden ser desastrosas. Nosotros aún no hemos estado allí, pero es más que evidente que el estado de flow, que definió el psicólogo Mihalyi Csikszentmihalyi como estar conectado al momento presente, aquí se entrena como un arma de defensa contra el agua.

Es esa defensa la que hace que cada vez que terminen un salto, todos se esperen como si fueran del mismo equipo. Que todos se saluden con una sonrisa, para confirmar que han vuelto a superar ese desafío. Lo que demuestra que lo importante no siempre es ganar la primera medalla de esta nueva disciplina, sino haber realizado un salto más.

Que bueno sería que los equipos en las empresas, se concentraran en lo que saben hacer, y luego se informaran unos a otros con la intención de decirse: “ya hemos terminado nuestra tarea, ¿cómo ha ido la vuestra?”. Porque la competencia entre equipos de una misma empresa, los roces interdepartamentales, rara vez son una buena cosa. A menudo, el compañerismo, el saberse parte de algo mayor, con desafíos afines, contribuye a la fluidez en los procedimientos de trabajo y una mejora del rendimiento, que fomentan alcanzar metas tan altas como las que se propone un cliff diver en cada salto.

 

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